Lápiz E.DP roll on

LES TOPETTES, una tienda de perfumes en el Raval de Barcelona. Detrás del mostrador, Oriol Montañés. Debajo, su perro. Y a su alrededor, estantes llenos de perfumes que tu nariz no hubiera pensado nunca oler, y que tu piel exigirá a partir de ahora si un día pasas por allí. De entre todos, nosotros somos fans de Lápiz. El nombre no engaña: huele a Lápiz acabado de afilar. Si te lo dicen, claro. Si no, lo que se percibe es una fragancia vagamente familiar, amaderada, grave y astringente, de una nobleza reposada. Decía Marylin que su pijama eran un par de gotas de Chanel Nº5. Nuestro complemento, una sutil dosis de Lápiz.