Manifesto
1.
La rutina nos interesa. Nos interesa romperla, aniquilarla, pulverizarla y olvidarla.
Nuestro día a día está lleno de horarios, normas y obligaciones. Dicen que la rutina es buena para afrontarlos, pero nosotros pensamos todo el contrario. Nos negamos a participar de esta farsa.


2.
Nuestro objetivo vital es sublimar cualquier momento, por intrascendente que parezca. Si no hemos venido a este mundo a disfrutar, ¿a qué demonios hemos venido?
Quien no disfruta es porque no quiere. Nosotros sí queremos, ahora y aquí. En un trayecto al trabajo, una cena entre semana o una tarde de lluvia, da igual. Cada momento es una oportunidad para disfrutar de la vida.
3.
Triangulamos momentos, actitudes y artículos para obtener los picos de placer que hacen que la vida valga la pena. Cultivamos un egoísmo que nos encanta compartir.
El olor del café de verdad mientras leemos las primeras noticias del día. La lámpara que encendemos para leer una obra maestra. El tacto del cuero en la butaca mientras escuchamos nuestro vinilo preferido. ¡Rindámonos a la grandiosidad de los pequeños placeres!


4.
Existen placeres que no están al alcance de cualquiera. El error es pensar que es una cuestión de dinero. Hablamos de gusto, de educación. De sabiduría mundana.
El dinero puede comprar cualquier cosa. Pero también cosas cualesquiera. La diferencia está en saber apreciar la calidad, el diseño, los matices, la textura y todo lo que otros no saben ver. Eso sí es exclusividad .
5.
Mundana es el antídoto contra el tedio y la rutina. Es cierto, no funciona para todo el mundo. Pero es que no todo el mundo sabe vivir.
Refugiémonos de la mediocridad! Aquí no entra la rutina. Aquí no caben los rutinarios. Aquí solo cabemos quienes sabemos homenajear momento a momento nuestra mundana existencia.
